25 ene 2016

Indestructible

[Opinión] La extraordinaria campaña que está realizando el Fuenlabrada ha propiciado la recuperación del vínculo entre el equipo y la afición naranja, entre una hinchada que nunca pierde la fe y un grupo que juega bien y con garra, un plantel al que no le sobra nada, pero que tiene todo lo que hay que tener.


Indestructible. Así es el vínculo entre el Fuenlabrada y su gente. Y este equipo, este nuevo grupo de jugadores formado el pasado verano, ya se metió en la propia historia del club, porque de tanto escuchar durante los partidos “y dale alegría, alegría a mi corazón… la Copa de A Coruña es mi obsesión”, ahora resulta que los dirigidos por Jota Cuspinera van y hacen que el deseo de muchos sea una realidad, imponiéndose la semana pasada al Real Madrid y ayer, en otro final de infarto, ganando en Zaragoza en un partido que no es más que otra película dentro de una saga que tiene enloquecidos a todos sus aficionados.

No queremos ser cansinos ni repetir todo lo que ha sido la temporada pasada, el verano, la marcha de Zan Tabak, etcétera, porque toda esa perorata el simpatizante del Fuenla se la sabe de memoria, pero es que sin esos antecedentes no se explicaría la emoción que ahora mismo siente el hincha naranja, que tampoco puede dejar de sorprenderse por lo alto que está volando el equipo de Cuspinera. Este Fuenla es un equipo irreductible que ahora mismo no baja nunca los brazos, que se ‘banca’ un intercambio de manos con el Madrid y le gana, que entra perdiendo por 12 puntos en el último cuarto en Zaragoza y, cuanto más difícil parecía el reto, cuanta más presión, más garra le echa el equipo.

Y esa es otra cuestión, la del ‘coraje’ al que muchas veces apelamos en exceso para simplificar buenos resultados, pero este equipo realmente lo tiene, pero esa actitud de defender en bloque con múltiple ayudas, de pelear al límite hasta el final, lo tiene como complemento de un sólido juego que tampoco debería obviarse. Como ya escribimos ante el Madrid y otros partidos, este Fuenla sabe a lo que juega, tácticamente está preparado para enfrentarse a equipo de mayor potencial y todos sus integrantes asumen su rol, priorizando siempre lo colectivo. Y como bien remarcó el entrenador vasco: el equipo está con el ánimo por las nubes. Hoy por hoy, se le anima a cualquiera, tanto que si por ellos fueran jugarían mañana en A Coruña contra el Madrid…

Más de 250 fuenlabreños 'coparon' Zaragoza (Foto: Ángeles Jaén)

Es indudable el liderazgo natural que ha asumido Marko Popovic en el plantel (incluso Cuspinera, en otro alarde de humildad, reveló en rueda de prensa los consejos que el escolta croata le daba y cómo le ayudaba a manejar el vestuario). Pero este equipo no es ‘Popovic-dependiente’, porque si se revisan las nueve victorias de esta primera vuelta, en cada una de ellas hay un actor, supuestamente, secundario, que se transformó en principal, llamémosle ‘héroe’ para darle tintes épicos, ya sea Jonathan Tabu (ante Andorra, Estudiantes y Zaragoza); Josip Sobin (Real Madrid); Álex Urtasun (GBC, Gran Canaria o Madrid); Ivan Paunic (Bilbao u Obradoiro), por citar algunos destacados. Ahora, si se repasa el resto de la plantilla, de todos pueden sacarse aportaciones puntuales y positivas en determinados partidos. Es como en aquellas rondas de bailes, donde se forma un círculo y de a uno van entrando al centro para exhibir sus dotes danzantes, y el resto, alrededor, aplaude al son de la música. En el Fuenla podría ser parecido: todos tienen un 'pasito' que aportar, todos bailan bien al ritmo del equipo. Nadie desentona.

Y también está el azar, que tampoco vamos a engañarnos, a veces también ‘juega’. Que un triple decisivo (Urtasun ante el Madrid, Popovic en Zaragoza) entre o no a veces depende de un par de milímetros. Que el rival los falle, también (Chacho, Sastre, Bellas). Qué el mérito del Fuenla es ‘haber ayudado’ a tener la suerte de su lado, haberla buscado, propiciando esos finales para gozar la chance de tener el ‘tiro ganador’, y haber metido esos tiros bajo presión. En definitiva, a este Fuenla no le sobra nada, pero tiene todo lo que hay que tener.

Lógicamente, este Fuenla no vivirá eternamente sobre la ola, y tarde o temprano (cuanto más tarde, mejor) le llegará un bache, un bajón. Que no va a ganar todos los partidos ni barrerá en los playoffs a los grandes trasatlánticos, y ahí nuevamente se reflejará la capacidad de Jota Cuspinera para gestionar esos momentos. Pero cuando se acabe la racha triunfal, el equipo sabe que no estará solo.

La afición, que parecía enfriarse del todo luego de casi cuatro años cuesta abajo, esta temporada volvió a responder (como siempre). Empezó tibia, como no queriéndose ilusionar tan alto como otros años donde la realidad rápidamente apaciguó tantas expectativas. Pero este curso es diferente: hay un equipo que da alegrías, y una afición que las devuelve en forma de ánimos, recuperándose un vínculo que vuelve a parecer indestructible, una unión que se ha ido fortaleciendo punto a punto, rebote a rebote... A seguir forjándolo en A Coruña, donde habrá fiesta garantizada en las gradas. Mejor dicho, antes, a ganarle al Gipuzkoa, y a montar otra parranda en el Fernando Martín, y a seguir engrandeciendo la historia del club porque este grupo avisa, partido a partido, que aún no ha tocado su techo.

La afición fuenlabreña, retroalimentando el vinculo con el equipo (Foto: ACB Photo / Esther Casas)


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