El sábado pasado, durante el Fuenlabrada-Murcia, se vivió en el pabellón Fernando Martín un nuevo capítulo en la desgastada relación entre Óscar Quintana y gran parte de la afición del conjunto naranja. El incidente no es novedoso ya que el entrenador cántabro visitaba por quinta vez a su ex equipo, aunque, desde fuera, sorprende que pese al paso del tiempo muchos seguidores sigan abucheando al técnico que más peso ha tenido en la historia del club. Óscar Quintana estuvo once años en Fuenlabrada (1993/2004), los últimos siete como primer entrenador, y con él en el banquillo el equipo vivió una época dorada, incluyendo dos ascensos, clasificaciones a playoffs por el título y Copas del Rey. Sin embargo, su ciclo se terminó de torcer con el descenso a LEB en 2004, el cual desembocó en su salida del club.
El
técnico torrelaveguense fichó por el CAI Zaragoza, también de LEB, por lo que el
24 de septiembre de 2004 se produjo su primer retorno al Fernando Martín
(caprichos del calendario, en la jornada inaugural). Aquel día Óscar Quintana rechazó la insignia de oro del club que el entonces presidente Juan Antonio Jiménez quiso
entregarle en la pista antes del partido, lo que provocó la silbatina de los
3.000 asistentes. “No me pareció adecuado que se eligiese el
partido de hoy y que me avisaran con tan poco tiempo", se justificó el
entrenador. El presidente Jiménez,
no obstante, respondió sin paños fríos: “Es
una afrenta a la ciudad de Fuenlabrada y al club que le ha dado todo. Alguien
debería empezar a desenmascarar a esta persona”.
Las quejas contra Quintana se multiplicaron. Por ejemplo, un par de días después, el diario As
publicaba una carta de dos abonados que exponían los motivos del enfado de la masa social.
Asimismo, en octubre de 2009, el blog de la Peña Fuenlabrada Blues dio su versión de las causas
que fueron generando el desencuentro entre el técnico cántabro y la afición. Sabido
es que Óscar Quintana tiene una personalidad fuerte, de las que no dejan
indiferente a nadie, dándose además el hecho de que también sea el hermano del actual
presidente del Baloncesto Fuenlabrada, José Quintana (alcalde de la ciudad en
aquellos años y factótum de la compra de la plaza ACB al Peñas Recreativas de
Huesca en 1996).
Pasaron
los años y cada uno siguió su camino. Quintana dirigió al Caja San Fernando, Manresa (ambos en ACB) y Alicante, con el que subió a la Liga Endesa en su segundo año.
Curiosamente, el ascenso se produjo en mayo de 2009 en la 'Final-4' disputada en
el Fernando Martín. El calendario dictaba que en octubre de 2009 se produciría
una nueva vuelta al pabellón fuenlabreño. Un par de semanas antes de aquella cita conversamos
con el presidente, José Quintana, quien dejó clara su postura: “Óscar es mi hermano y creo que es un gran entrenador, de los que mejor
leen un partido cuando está sucediendo. Yo espero que tenga suerte en el
Meridiano Alicante, pero deseo que pierda cuando juega ante el Fuenlabrada, eso
lo tengo claro”.
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Óscar Quintana, en el Fernando Martín (Foto: Fuenlafreak / Solobaket) |
Llegó el partido y los de Luis Guil se embolsaron el cuarto triunfo consecutivo con ‘The Big Fitch’ anotando 41 puntos y 44 de valoración (luego de ese mágico balance inicial de 4-0 inicial sobrevendría la debacle). En rueda de prensa consultamos a Óscar Quintana por sus sensaciones al sentarse en el banquillo visitante: “Es algo que yo ya viví hace unos cuantos años al poco de irme de aquí, una situación más de mi vida profesional, no le doy más importancia”, espetó.
¿Qué
puede hacerse para intentar recomponer la relación con los aficionados?, le trasladamos
en una entrevista en Globo FM a principios de febrero de 2010, justo antes del partido de
vuelta en el Centro de Tecnificación. “Yo
no tengo ninguna herida. Tendrás que preguntárselo a la gente que es el día de
hoy y me sigue pitando. Yo trabajé muy a gusto. Los mejores récords deportivos
se consiguieron bajo mi trabajo y parece que fue todo lo contrario. ¿Si algún
día podrán acercarse las posiciones? Si la mía no se ha movido nunca. Cuando
trabajaba en Fuenlabrada ya ocurría, y cuando dejé de trabajar también. Siempre
he respetado absolutamente al público de Fuenlabrada. Hay gente de Fuenlabrada
que se ha dedicado única y exclusivamente a meterse conmigo desde el primer
día. Entonces tendrás que preguntarles a ellos que porqué lo hacen y a qué se
debe, no a mí que nunca les he faltado el respeto a ninguno”.
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Óscar Quintana, abrazado por Jorge García y Guillermo Rejón, el 31 de mayo de 2009: el Alicante asciende a la ACB en el Fernando Martín (Foto: EFE / Emilio Cobos) |
En
esa misma charla, Óscar Quintana señalaba: “Perdí las cuatro veces anteriores ante el Fuenlabrada, ya me toca
ganar”. Y se dio el gusto. Fue el 7 de febrero de 2010, una mañana de domingo en el
Centro de Tecnificación de Alicante donde el ex técnico del Jabones Pardo dio una enorme muestra
de profesionalidad dado que se sentó en el banquillo pese al fallecimiento de su
madre horas antes del encuentro.
Cerrada
su etapa alicantina, Óscar Quintana firmó por el Murcia, con el que regresó al
Fernando Martín el 11 de febrero de 2012. Los de Porfi Fisac se impusieron con
claridad (89-73) y el ‘coach’ del conjunto murciano
fue recibido con más frialdad que en las visitas anteriores.
Y
llegamos al presente, con el duelo entre Mad-Croc y UCAM del pasado sábado. El
viernes, en Murcia, Quintana se refirió al choque en rueda de prensa: “A Fuenlabrada le debo la mayor parte de lo que soy como profesional.
Allí nunca he tenido una fase en que me aplaudiesen, y es sorprendente, porque
soy el mejor entrenador a nivel de resultados que ha tenido el Fuenlabrada. Son
paradojas de la vida”.
Luego
el Murcia dio el golpe en el Fernando Martín (75-81), en una tarde en la que volvieron a reabrirse las
heridas: silbatina generalizada y, cuando el cuadro pimentonero dio vuelta el
marcador en el tramo final, insultos fuera de lugar hacia Óscar Quintana. En la
posterior rueda de prensa, le preguntamos sobre su primera victoria como
entrenador visitante en el Fernando Martín: “Aquí ya gané dos partidos como visitante y conseguí un ascenso (Alicante), pero
contra el Fuenlabrada siempre perdía. Veían mi nombre y les daba ataque de
risa, pero hoy he sido capaz de romper la estadística”. Acto seguido, en una radio murciana se explayó sobre esta cuestión: “Este
pabellón tiene una magia especial. La gente no se lo cree, pero el público aquí
a veces mete canastas. A la ciudad y a toda la gente de Fuenlabrada les tengo
muchísimo cariño, son muy importantes en mi vida. Era mi quinta visita a este
pabellón a jugar contra ellos y siempre perdía, parecía el tonto del pueblo,
pero hoy pude ganar”.
Y
éste es el punto que ha dado origen a este post. Públicamente Óscar Quintana se
jacta de sus resultados de su etapa fuenlabreña y se muestra dolido por la
ingratitud de la gente (“nunca me han aplaudido”), pero también, como en estas
últimas declaraciones, elogia al club y a la afición. Si bien las palabras son a un
medio murciano, fueron dichas en el Fernando Martín, ese pabellón hostil que
estuvo abucheándole minutos antes.
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Quintana, el sábado pasado en el Fernando Martín (Foto Fuenlafreak /Fran Martínez) |
Aquí
también hay un aspecto que no es nuevo. El baloncesto siempre ha presumido de
ser distinto al fútbol, sobre todo en términos de educación, de tener un ambiente
más sano y familiar en sus pabellones. La afición del Fuenlabrada es fiel y
ruidosa, motivos por los cuales también es admirada por todo el baloncesto
nacional. Sin embargo, esa pasión a veces se traduce en insultos (lo cual
generaría un debate interminable que tampoco es objeto de este post), y creo
que algunos improperios cantados el sábado contra Óscar Quintana son
repudiables. Que pitar es una cosa e insultar es otra, que meter presión no
lleva implícita la falta de respeto, o no debería. Y lo más curioso es que,
salvo excepciones, la afición es muy educada, por ello no se entiende lo del
sábado. Las posiciones parecen irreconciliables y pocos parecen dispuestos a olvidar afrentas pasadas. La situación, vista desde fuera, es absurda porque transcurrieron
ya casi nueve años de aquel incidente de la insignia. Lo hecho y lo dicho, hecho
y dicho están.
Aprovechando
esas buenas palabras de Óscar Quintana al finalizar el partido, propondría un
disparate: buscar la famosa insignia del 2004 (¿dónde habrá quedado guardada?, ¿quién
la tendrá ahora?) y aprovechar su próxima visita para entregársela, y que el
entrenador haga una pequeña autocrítica, un par de piropos a Fuenlabrada e intentar poner punto final a esta historia porque, realmente, le hace daño al
club, a la afición y al propio Quintana, que tiene que convivir con una
mochila pesada cada vez que le toca volver a Fuenlabrada. Nadie pregona que las
partes se hagan amigas para siempre, sólo que se respeten. A veces en la vida hay que dejar de
lado el orgullo, el pasado, y mirar hacia delante. No es razonable que en un
club humilde y pequeño, donde se conocen todos, nueve años después se sigan
produciendo situaciones de este tipo. El tiempo cura todas las heridas, pero
por más que pase una eternidad, si no hay respeto mutuo, las cicatrices no cerrarán
nunca.
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Quintana, en la rueda de prensa del sábado (Foto Fuenlafreak / Lydia Calvo) |
9 comentarios:
Estoy contigo, pero me parece que va a ser imposible. El tema de la insignia es la excusa que utilizan algunos, para seguir machacando a Oscar.
Quintana le debe mucho a Perasovic...como en Fuenlabrada no le ha ido en ningun sitio....por algo seria.... el croata es el espiritu del Fuenla, este señor NO, puso excusas,para no recojer la insignia, que nadie se las cree.
Todo el mundo en ese momento penso que nos paso a el club y aficion factura....por no se sabe que rencores tendria.
Que pitar es una cosa e insultar es otra, que meter presión no lleva implícita la falta de respeto, o no debería.
Totalmente de acuerdo.
¡Y menos mal que no nos retransmitió ninguna televisión!
¡Es un impresentable y lo será siempre! Es que este "señor" (por llamarlo de alguna manera) ha aprendido de la vez que vino cuando entrenaba al Alicante, que nos puso de vuelta y media y no tuvo más remedio que aguantar lo que recibió, Ezequiel Costa, por ese motivo ha sido un falso este "señor" en la rueda de prensa que hizo.
¿A quien quiere engañar este "señor"? que la afición del Fuenlabrada somos muy inteligentes y ya le conocemos perfectamente.
el sabado pasado no celebro un triunfo, vino a reirse y mofarse de 5.000 personas
Estoy de acuerdo contigo en el tema de que el basket tiene un factor diferencial respecto al futbol y es la educación. Pero es curioso y sintomático que con los mejores resultados del club este entrenador sea el más odiado de los que han pasado por aquí.
Curiosamente esos buenos años coincidieron con Perasovic en pista y este Sabado recibimos al gran Peras... veras la diferencia de recibimiento.
No comparto tu opinión Eze. Como bien titulas en la crónica del partido "Quintana se sale con la suya" y ahora según tu punto de vista parece una pobre víctima de una afición irracional.
Deberías preguntarte por qué ha sucedido esto en la quinta ocasión que viene y no en la primera ni en la segunda. Algún detalle se te pasó el pasado sábado del que muchos aficionados si se percataron, además de que te falta información sobre determinados asuntos del pasado.
Eso si, estoy de acuerdo en que determinados insultos fueron excesivos a la par que no generalizados.
Y Lo de darle la insignia en otra ocasión... parece una broma de mal gusto.
Por cierto, que fácil es ser un cínico en las ruedas de prensa.
Iván, yo no lo victimizo, pero comprendo que él siga en sus trece si cada vez que vuelve se le trata así. Por eso destaco sus buenas palabras post partido. ¿Si es un cínico? A tanto no llego. No lo traté tanto personalmente para llegar a eso. Evidentemente ustedes lo conocen de primera mano, ¿de qué detalles hablas? Leí lo del "regreso entre tinieblas", ¿hay más?
Sobre la insignia, para él sería humillante aceptarla 9 años después, pero si él se rebajara a eso creo que sería el gesto ideal para que muchos le 'perdonasen' el pasado. Sí, leído en frío puede que suene ridículo.
¿Detalles? Por ejemplo ¿Es medio normal que se ponga a hacer gestos y a convertirse en protagonista de la celebración de la victoria incluso mas que los propios jugadores?¿Es normal que los haga cuando queda aún un minuto para el final del partido? (hay fue donde comenzaron los insultos) ¿Es normal que lo celebre de la misma manera que cuando consiguió la permanencia en la cancha del Estudiantes hace unos meses? ¿Es normal que eso lo haga un entrenador "de la casa" que sabe que es precisamente una victoria que hace mucho daño al Fuenlabrada y que no es vital para su equipo?
Como dato te añado que este señor, cuando era entrenador del Fuenlabrada, tenía dicho a los jugadores que tras el partido no se saludaba a la afición. Eso que los nuestros hacen ahora incluso mientras se les silba antes no se hacía gracias a él. Ese es el cariño que nos tenía.
Creo recordar que era en la temporada 2000/2001 cuando tras estar cerca de clasificarnos para la copa tuvimos una racha negativa de 8 o 9 derrotas consecutivas que nos metieron de lleno en la lucha por evitar el descenso. Pues bien, se organizó un viaje a León que era uno de los equipos que ocupaban puestos de descenso. Con tal mala fortuna que por un temporal de nieve la carretera de la Coñuña llegó a estar incluso cortada y eso hizo que hasta última hora de la madrugada del viernes no supieramos si podíamos salir o no. El equipo por ejemplo viajó en avión hasta Asturias y de allí en bus hasta León.
Finalmente se viajó para apoyar al equipo en tan dificil situación y casualmente el autobus nos dejó en el Pabellón de León cuando nuestro equipo acababa de hacer un entrenamiento matinal allí. Pues bien, este señor salió de dicho pabellón y pasó entre los aficionados de Fuenlabrada sin dirigir la mas mínima palabra a los allí presentes. Sin un mísero "¿Que tal el viaje?""Gracias por venir"... nada de nada. Tan solo una mirada de desprecio (habitual por otra parte) como recompensa a los presentes.
Esta es una muestra del cariño y el aprecio que tiene a los aficionados de Fuenlabrada. Y como esas... unas cuantas mas.
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