La destitución de un entrenador siempre es un fracaso
colectivo: del propio técnico, que no puede torcer los malos resultados; de los
jugadores, que son los que ganan y pierden; y de los directivos, que
contrataron a entrenador y plantilla. En el deporte profesional impera la lógica
del exitismo: cuando un equipo no funciona el primer fusible es el entrenador.
Guste o no, las destituciones ejecutadas por los dirigentes suelen estar
legitimadas por la mayoría de los aficionados y periodistas. Hoy se asumen los
ceses de técnicos con la misma naturalidad que también, por ejemplo, se asumen los
insultos a los árbitros, justificando todo con ese latiguillo tan mezquino de “va
en el cargo, va en el sueldo”.
Por eso la marcha de Porfi Fisac del Baloncesto Fuenlabrada no toma por
sorpresa a nadie. El equipo suma una victoria y seis derrotas esta temporada, aunque a esta mala
racha se suman un racimo de circunstancias, como el bajón pegado desde la
segunda mitad de la campaña anterior (tres victorias y 18 caídas acumuladas en los últimos 21 partidos
ligueros), la salida del equipo de Juan Pablo Márquez en marzo o las 'dimisiones simuladas' de Fisac para intentar hacer
reaccionar a sus jugadores. Esos amagos impostados se filtraron a la prensa, lo
cual ya evidenciaba una fractura dentro del vestuario, situación corroborada en
septiembre con la sorpresiva (o no) no renovación del capitán Ferran Laviña. Todo ello
desembocó en el cese del máximo responsable del equipo.
Está claro que intentar identificar con precisión las causas de una dinámica negativa es un fenómeno complejo. ¿Cómo individualizar las culpas en un deporte colectivo y más cuando enfrente hay otro equipo que también juega? Lo sencillo (y 'generalmente aceptado') es apuntar a la cabeza del grupo. Sin embargo, la decisión del alejamiento de Porfi Fisac implica un alto riesgo al
dejar más expuestos a los jugadores. Si el Fuenlabrada ahora empieza a levantar
cabeza con un palmario cambio de actitud de la plantilla se (mal)pensará que “le
hicieron la cama al entrenador”, priorizando su beneficio personal al del club.
Por el contrario, si sigue la racha derrotista, resultará que “al final, el problema
no era únicamente el jefe del banquillo”. El técnico es un fusible, pero puede
proteger al plantel sólo una vez porque, si con el nuevo entrenador los
rendimientos individuales siguen bajo mínimos, ya nadie podrá salvarlos ante los
aficionados. Además, el despido de un 'coach' es una especie de comodín del que no puede abusarse por los actuales condicionantes económicos.
Hace tres años, la destitución de Luis Guil llevó a Chus Mateo a dirigir cuatro
partidos, logrando dos victorias clave por la permanencia en Gran Canaria y
Valladolid. Ya en enero llegó Salva Maldonado, decisión que con la perspectiva del tiempo se antoja como uno
de los mayores aciertos en la historia del club (el hecho de haberse ido en la cresta de la ola le permitió ganarse para siempre un sitio privilegiado en el corazón de la gente). Por ello, en estos tiempos
turbulentos en que vivimos -hoy se celebra un huelga nacional- la noticia sobre la destitución de un técnico
tampoco puede ser tomada con dramatismo.
"Muchas veces uno no
entiende ciertas decisiones o actitudes, pero cuando uno asume esta
responsabilidad sabe que el entrenador tiene fecha de caducidad", reflexionaba Chus Mateo en diciembre
de 2009 ante el cese de su compañero Luis Guil. Tres años después, vuelvo a aquella frase del hoy técnico del Shanxi
Zhongyu chino, y con Luis Guil trabajando en la academia Barking Abbey de
Londres. Hace un mes Porfi Fisac nos comentaba que le encantaría dirigir algún día en Alemania o en
Argentina. Por ello hay que distinguir entre la fecha de caducidad que impone
un sistema basado en los resultados y la fecha de caducidad que uno mismo se
imponga en su profesión. No tengo dudas de que el técnico segoviano se recuperará del golpe y que
seguirá vinculado al mundo del baloncesto, como también que el Fuenlabrada
saldrá adelante ante la drástica decisión que supone el fracaso colectivo de
tener que echar a su propio entrenador.
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Porfi Fisac, en el único del Fuenlabrada en la presente temporada, frente al Lagun Aro en San Sebastíán (Foto: Fuenlafreak / Lydia Calvo) |
3 comentarios:
Gran articulo Eze, totalmente de acuerdo con tu opinión.
Suscribo palabra por palabra
palabras acertadas y sabias
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