
La histórica clasificación para la Copa del Rey de Baloncesto Fuenlabrada ha vuelto a poner al club del sur de Madrid en el candelero mediático. El equipo del Fernando Martín sigue alimentando así su excelente imagen en el ambiente del baloncesto, donde se destaca su carácter competitivo para lograr resultados deportivos con un presupuesto limitadísimo, además de su capacidad de superación ante las adversidades y el apoyo incondicional de sus aficionados. Y todo sin un patrocinador. Los seguidores del Fuenla esto ya lo saben de memoria, lo viven día a día y conocen de primera mano el enorme mérito de lo que está consiguiendo el equipo de Porfirio Fisac, séptimo en la liga ACB, clasificación copera y colíder en su grupo del Last16 de la EuroChallenge. Pero ahora el gran público puede re-descubrir el fenómeno Fuenlabrada. Un solo ejemplo basta para dimensionar la actual repercusión mediática: ayer el diario Marca le hizo un pequeño hueco en portada con foto incluida, y por ¡méritos deportivos! Nada de llaves, coches o escándalos… Doble mérito del Fuenla.
Uno de los valedores de la presente campaña es Porfi Fisac, un auténtico personaje que explica el juego como lo vive. Sin lugar a dudas, si en lugar de baloncesto y Fuenlabrada, esto fuese fútbol y un equipo grande, la gente desayunaría cada mañana con titulares del entrenador segoviano. Fisac transmite, contagia. Sí, que habrá que ver sus reacciones cuando lleguen las derrotas (que esto es Fuenlabrada), pero por el momento el ex técnico del Valladolid se ha metido a la gente en el bolsillo con un discurso campechano y realista, y con un equipo cuyo juego respeta la identidad de un club humilde y trabajador.
Para lograr la clasificación copera, después de once años, había que cerrar la primera vuelta con tres victorias: Unicaja (actualmente en el Top16 de la Euroliga), Valencia (rival directo al que sólo se le había ganado en la Fonteta en 1999), y Valladolid (de infausto recuerdo tras quitarle la Copa al Fuenla el año pasado en el Fernando Martín). Pero se alcanzó el objetivo, con otros dos triunfos entre medias en la EuroChallenge. Antes del duelo en Valencia, Porfi Fisac reconocía que era “muy difícil sacar los dos partidos que tenemos por delante”, pero que “la afición no se preocupara”, que “si no le doy la Copa este año, se la daré el año que viene”. Valentía para asumir retos, aunque falso, porque el regreso al torneo copero ya sí se cumplió este año. Fisac ha hecho lo contrario de lo que en general hacen los políticos: cumplir en su primera legislatura lo que se promete para la segunda.
El técnico de Fuenterrebollo actúa como capitán de un barco que atraviesa el duro oleaje de la crisis, con marineros que se han ido a otros trasatlánticos. Al no tener patrocinador, la nave naranja es como si viajara sin botes salvavidas: los malos resultados deportivos podrían afectar la flotabilidad de todo el club. Pero ahí va, contra viento y marea, y sin olvidar el presente, que el propio entrenador repite una y otra vez lo afortunados que son por poder vivir del baloncesto, de hacer aquello que aman, del privilegio que significa formar parte de la ACB.
En el ecuador de la presente temporada en el Fuenlabrada ya han jugado 18 jugadores: Sergio Sánchez, Quino Colom, Kirk Penney, Ferran Laviña, Jon Cortaberría, Álvaro Muñoz, Saúl Blanco, Lubos Barton, Javi Vega, Robert Joseph, Leo Mainoldi, Mike Hall, Michel Diouf, Gustavo Ayón, Mou Saer Sené, Adrián Laso, Massine Fall y Dejan Musli. El alto número no obedece a una mala planificación, si no a bajas y lesiones varias, lo que ha provocado que el cuerpo técnico tenga que hacer malabares en muchas jornadas. Sin embargo, casi todos los que se incorporan al grupo aportan casi de inmediato (Joseph y Hall son dos ejemplos de esto), incluso uno tiene la sensación de que ahora mismo el Fuenla pone a un maniquí de pívot y éste coge un rebote, como que el aura del vestuario diera la tranquilidad y la confianza para que al que le toque entrar sume para el equipo. Eso también es gracias a un grupo que prioriza el colectivo y escapa de los divismos personales (aquí es capital la presencia de gente como Ferran Laviña o Jon Cortaberría, hombres ‘anti-estadísticas’ siempre al servicio del equipo).
Fisac también se quita méritos personales cuando recuerda en cada intervención la labor de un club “que viene haciendo las cosas bien hace años”, y al actual cuerpo técnico, Juan Pablo Márquez y Sergio Jiménez, “ la gente de mi oficina, que están trabajando todos los días y que nunca salen en los medios de comunicación”. En su momento Fisac también valoró en una charla con la peña Fuenlabrada Blues la figura de Salva Maldonado, su exitoso predecesor: “Creo en ciertas continuidades. Aquí habéis tenido un pedazo de entrenador, que es salva Maldonado y lo ha hecho de cojones y lo único que hay que tener hacia el es admiración y respeto. Si puedo llegarle a la suela de sus zapatos me sentiré satisfecho”.
Química, trabajo y fortuna, que también siempre en necesaria en el deporte profesional, son sólo algunas claves para entender el milagroso presente del Fuenlabrada. Por ello tampoco sorprende que Gustavo Ayón y Chus Mateo enseguida enviaran vía redes sociales sus felicitaciones por la clasificación, como así también Luis Casimiro, quien la hizo en la misma sala de prensa del Fernando Martín antes de valorar la derrota de su equipo. Es que el Fuenlabrada no te dejará millones en la cuenta bancaria cuando te vayas a otro club, pero sí calará un huequito en el corazón.
Decía Porfi Fisac que no le gustaban las entrevistas, pero ante la gesta del domingo es lógica la exposición al carrusel por los medios, máxime cuando el ‘inesperado’ sorteo de la Copa del Rey deparó al Real Madrid como rival en Barcelona: todos quieren hablar con ese entrenador que ofrece shows en los tiempos muertos y cuyo equipo gana a los grandes.
Esta noche el Fuenlabrada recibirá al poderoso Besiktas por la EuroChallenge y el próximo domingo al Real Madrid por la liga Endesa. Los retos de Porfi Fisac y compañía ahora pasan por seguir conjuntando al equipo, por evitar que la euforia relaje el ardor competitivo y por intentar que esta racha triunfal de cinco partidos sucesivos se prolongue lo máximo posible. Desafíos para un entrenador porfiado y obstinado, un rebelde con una causa: el baloncesto.

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