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Peor que el descenso
“Tranquilo, que el año que viene vuelven a Primera”, fue la frase que más me han dicho desde el domingo. Agradezco la buena onda de los amigos que intentan transmitir positivismo en el drama deportivo, pero hoy estamos a miércoles y en tres días la sensación es que el club está igual, o peor.
La pérdida de categoría del club más ganador de Argentina es una situación extraordinaria, y como tal requiere ahora decisiones extraordinarias de su directiva. Sin embargo, el presidente Daniel Alberto Passarella ayer por la noche rompió su silencio en Radio Rivadavia (¿no hubiese sido mejor una rueda de prensa?), reafirmando su estilo de conducción y echando culpas a la anterior directiva.
Nadie duda que el saqueo y vaciamiento de la entidad empezaron con la gestión de José María Aguilar (junto a sus inseparables Mario Israel y Héctor Grimberg), pero Passarella en un año y medio no se mostró capaz de evitar la debacle. No sirve de nada pavonearse con haber mejorado la gestión actual respecto a la de Aguilar, porque realmente esto no tendría nada de extraordinario.
Irse a la B Nacional debería ser suficiente para sacudir los cimientos del Monumental, el momento adecuado para eliminar de una buena vez los vicios que el club arrastra desde hace más de una década y que son la principal causa del funesto presente de la entidad.
Passarella nada dijo sobre la recurrente mala administración, el déficit perpetuo, los impagos a medio mundo o los negociados con representantes y buitres varios, pero mucho menos se refirió a la cuestión fundamental para comenzar la cacareada refundación: la eliminación total de todo vínculo de la barra brava y la directiva. Si no se corta este círculo vicioso todo quedará en declaraciones altisonantes.
¿Qué le aportan los ‘Borrachos del Tablón’ a River? Hasta el momento dos eran los argumentos preferidos de sus defensores: su aliento es clave para ganar y en los partidos de visitante protegen al simpatizante común de las emboscadas de los ultras rivales.
El primer argumento se cae por el peso de la realidad, y el segundo también, puesto que en la B Nacional no se permite el ingreso del público visitante por razones de seguridad.
¿Qué le aporta River a los ‘Borrachos del Tablón’? Empleos en el club, dinero (fortunas), fama y poder; a cambio: menos familias en las tribunas, altos costos de seguridad, clausuras del estadio y posibles pérdidas de puntos.
Es comprensible que romper la cadena directiva-barras bravas no es nada sencillo, pero la valentía y coraje que muestra Passarella para atacar a opositores y periodistas también debería emplearlo en combatir la peor lacra del club (el 'Gran Capitán' supo enfrentarse a golpes de puño a parte de la barra cuando él era técnico).
Si no se anima a denunciarlo en la Justicia, que convoque elecciones y, si quiere, él vuelta a presentarse. El socio votó dos veces a Aguilar, ¿votaría dos veces a Passarella?
Lo peor de River ahora no es el descenso, lo triste es que dentro del club parece que todo sigue igual, y así la única certeza es que el año que viene River seguirá sufriendo en la cancha y perdiendo prestigio fuera.
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